Aquí Nicolás, mi amigo desde hace unos 20 años.
Él me muestra un camino, hace mucho yo le ayudé a dejar de ser un títere (y sigue sonriendo desde entonces).
Él me ayuda a mí. El pasado miércoles, co-facilitó en Encuentro Provincial del Programa Recapacicla en Sevilla conmigo. Una señora participante, con Nicolás entre sus manos (a modo de bastón de la palabra) compartió su visión con el grupo: Nicolás ya no es un títere, ahora es un dinamizador.
Ese comentario me llegó al alma. Aún sonrío de recordarlo.
Este fin de semana se ha vuelto a venir conmigo, al curso de facilitación en el que soy “alumno” (quedó enamorado de Tejares 11). Se ha empapado como yo, ha reído y llorado también (o al menos eso percibo) y de momento, nos va bien como pareja profesional.
Él no tiene ya hilos que lo manejen, y confía en mis manos y en mi intención. Yo confío en su mirada, su sonrisa y su intuición.