Analiza. Actúa. Cuestiona. Experimenta de nuevo. Los procesos más efectivos, capaces de hacer avanzar a un grupo, conllevan ciclos de reflexión y acción, seguidos por nuevas reflexiones y así sucesivamente.
Este tipo de alternancia fomenta la participación y la integración, ayuda a profundizar en el aprendizaje experiencial y promueve la resolución adaptativa de los problemas.
Entre 2008 y 2016 el blog de mis empresas (luego convertido en mi blog profesional personal) se llamó… ¿adivinan? Reflexión – Acción – Participativa.
Eso era mucho antes de conocer la facilitación de grupos y los patrones grupales. Sin embargo, siempre lo he tenido claro: el título del blog era
toda una declaración de intenciones de la forma de trabajar en mis equipos, proyectos y empresas.
Como todos -y como también en la actualidad-, fueron años de aprender haciendo y reflexionando sobre el hacer, yo individualmente (como líder de proyectos y equipos) y los propios equipos, en los que era una gozada el diálogo y el aprendizaje cooperativo, el incremento del potencial de acción y la maestría que se alcanzaba paso a paso, encuentro a encuentro, proyecto a proyecto. Aquello era una seña de identidad caraterística en Calima, Alisios, Holonautas y ahora en Surgencia.
Aprender exige practicar, actuar, hacer acción con la información, las ideas, las teorías, las visiones, los conceptos… en los que crees o que conoces.

Sin pasar a la acción, sin actuar, no puedes hacer el necesario contraste (confrontación constructiva) entre el mundo de las ideas (la teoría) y el mundo de la praxis. Ese contraste es esencial para obtener un feed back que te ilustre sobre las teorías y sobre tus habilidades (individuales o grupales) para ponerlas en práctica.
Aprender te hace desarrollar habilidades, competencias y conocer el sentido o significado reales/concretos/prácticos de conceptos e ideas teóricas.
ACTÚAR es IMPRESCINDIBLE para APRENDER.
Y reflexionar posteriormente sobre la acción, sobre lo sucedido, las acciones desarrolladas, sus resultados, las dificultades, los logros y avances, los nuevos caminos y las serendipias, los roles y actuaciones de cada persona implicada o participante, las dinámicas de grupo desarrolladas, los conflictos, los nuevos problemas, las nuevas soluciones… es lo que te hace cerrar el círculo de aprendizaje (aprender haciendo o aprendizaje en acción) y dar sentido y significado profundos a ideas y prácticas.
REFLEXIONAR es IMPRESCINDIBLE para APREHENDER.
Aprehender es realizar aprendizajes significativos, es decir, no sólo aprender por imitación, rutina, lectura… sino interiorizar el valor y significado (aplicabilidad, valor, utilidad, potencia…) de aquello que se practira y conocer el contexto teórico en que se encuadra.
Hoy en día es una opinión plenamente aceptada que:
1º Lo que no se practica no se aprende. 2º Lo que no se evalúa no se aprehende.
Así pues aprehende y aprende a practicar 😉 los pasos 1º y 2º de forma cíclica, sabiendo que van de la mano y se retroalimentan. Y que cuanto más los practiques, más potencias la capacidad de aprendizaje individual y grupal.
Y si hay algo que debe hacer un grupo, con independencia de cuáles sean sus retos, objtetivos, métodos y sistemas de organización… es APREHENDER a potenciar su valor grupal.

Para finalizar, antes de invitaros a ver el video sobre el patrón grupal, un par de sugerencias prácticas para la acción:
1) Aprender a partir de vivencias; 2) Las cuatro preguntas de evaluación del aprendizaje en acción.
1) Aprender a partir de vivencias. Me encanta esta forma de capacitar a un grupo (en el tema que sea, relativo al propio grupo o a temas del contexto). Se trata de provocar vivencias (a partir de un diseño didáctico o de la intervención sopesado y flexible -tener clara la intención-) y luego dejar un tiempo para analizar, dialogar, compartir, debatir, concluir… sobre lo vivido. Es decir, primero el grupo “vive cosas, experimenta cosas” y luego tras el análisis de la vivencia se enmarca en la teoría que lo sustenta. El proceso inicial es así fresco, excitante, motivador, espontáneo… y luego se accede al marco teórico y conceptual que ayuda a encajar, poner nombre, estructurar ideas y relaciones, identificar pautas y patrones… en base a experiencias vividas grupalmente en primera persona. Aquí te dejo un enlace de aplicación de este enfoque en el proyecto FAMAR-EA (entre 2011 y 2012).
2) Las cuatro preguntas de evaluación del aprendizaje en acción. Las uso habitualmente para evaluar proyectos, procesos, reuniones, eventos… de forma relativamente sencilla y sin embargo certera. Se pueden ampliar o complementar con otro tipo de herramientas de evaluación (cuantitativas por ejemplo). Cada persona participante genera sus propias respuestas a cada pregunta, y si se hace posteriormente una puesta en común y un debate (u otra forma de indagación), se multiplica y amplía el campo de aprendizaje. Estas preguntas se pueden adaptar a casos concretos como vais a poder deducir al leerlas (aquí tienes un ejemplo de un proyecto de planificación socioambiental participativa que hicimos para la Universidad de Cádiz). Es importante seguir el orden al responderlas.
a) ¿Qué es lo que ha funcionado bien (éxitos, logros, avances)? (Conectar con el potencial y las fortalezas del grupo, la buena praxis…)?
b) ¿Qué dificultades y problemas hemos encontrado? ¿Cómo las hemos resuelto? (Conectar con la capacidad de superar dificultades e identificar áreas de mejora, mala praxis…).
c) ¿Cuáles son los pasos inmediatos que se pueden dar AHORA para el fortalecimiento o desarrollo del grupo o del proyecto? (Generar movimiento-acción de implantación de nuevas soluciones o actuaciones concretas y sencillas, que posibiliten actuaciones a más largo plazo). Pueden ser medidas sencillas fácilmente alcanzables que generen feed back positivo y retroalimenten el avance (recordar Compromiso).
d) ¿Cómo sería este grupo… este proyecto… en el futuro (dentro de 3… 5 años…)? (Mirada a largo plazo, sugerencias y orientaciones para el futuro)
El video lo grabé frente a la explotación del Cerro Colorado (Minas de Riotinto, Huelva), ejemplo de continuidad de la ancestral actividad minera en la comarca. La minería es la gran seña de identidad de la zona: económica, cultural, ambiental, social, paisajística… Practicamente un “monocultivo laboral” en esta comarca que llama urgentemente a la diversificación económica, imprescindible a mi juicio para garantizar la calidad de vida de la población local.
+ sobre patrones grupales:
- cada 4 días en 2019 en este blog (etiqueta “patrones grupales”, “group works”)
- cada 4 días en 2019 en nuestro canal de Youtube
- Sitio web del proyecto original sobre patrones grupales http://patronesgrupales.org
Y recuerda 🙂 :
Donde hay patrón no manda marinero, pero con estos “patrones” toda la marinería será capaz de gobernar exitosamente el barco.